viernes, 17 de julio de 2009

Mi novia la Nalgona

MI NOVIA LA NALGONA Por El gato negro

La conocí en una reunión poco formal, ella tan alegre y linda; podía perderme en su cabello dorado (que en la raíz se notaba un castaño claro bastante encantador). Y esa sonrisa, solo Dios podría haber dado una blancura tan hermosa en tan alineados dientes. Su conversación comprendía de temas interesantes, novedosos y agradables, aunque yo prestaba más atención a sus movimientos labiales (¡que labios aquellos!), que a nuestros tópicos. Pero lo mejor de todo es que…
- Está bien nalgona wey.
-¡¿Neta?! Pues muchas felicidades muchacho, la verdad es que ya era hora, ya hasta joto te creía.
Mi querido compañero en todo tipo de ocasiones, Miguel. Siempre ha gustado acompañarme a conocer algunas jóvenes que fuesen una agradable compañía para nosotros (como buenos caballeros). Pero debo de admitir (para mi desgracia), que las señoritas encontraban mas interesante el físico de mi compañero que mis charlas aligeradas.
-¿Y cómo te quedaste con la nalgona esta?
- Mariana, Migue, la “nalgona esta” se llama Mariana.
- Huy huy, si hasta tú lo dices.
-Bueno, pero porque de verdad lo está…
- ¿Ya ves?, ya dime como fue que te ligaste a una mamacita como esa.
- Pues como que apenas se estaba recuperando de su pinche “ex”, la otra vez me dijo que el cabron la hostigó un buen rato.
- No, pues aguas cabron, no te vayan a manchar tu camisita.
A pesar de sentirme feliz (razón a parte de estar en un camión de la ruta 615 vacío, pues mi auto estaba en el taller por mantenimiento) por tener una chica tan linda y agradable como Mariana a mi lado, el comentario de Miguel me tenía intrigado. ¿Qué tal si ese chico descarado venia por problemas?, obviamente debía defender a mi dama como fiel caballero quien protege a su princesa. Pero muchos fieles caballeros habían caído en batalla… En fin, ¿para que preocuparme de eso si bien ese chico era cosa del pasado?, el presente era yo, mi chica y una cita en una taquería en la noche.
Esperé ansioso la llegada de mi amada, con una rosa en mi mano derecha… casi cae al piso al verla llegar. Una deliciosa minifalda de mezclilla abrazaba su cintura, una blusa corta blanca se pegaba a su parte superior, y unas lindas sandalias tenían el honor de anunciar sus pies pintados de un rojo llamativo. Digna musa mía, obra inigualable de Miguel Ángel, envidia de la Venus. Un siervo no es merecedor de tu presencia…
-Que guapota te ves- dije.
-¡Ay Raúl!, de verás que no te expresas fácilmente- besó rápidamente mis labios- ¿Cómo estás amor?
- Bien amor, aquí esperando a que llegues y que me atiendan los huevones de los taqueros.
Menos mal que los despachadores de aquel negocio no tardaron mucho más en tomar nuestra orden, por que de verdad tenía un apetito feroz (creo que no solo era de comida porque prácticamente podía comerme con miradas a mi compañera).
La velada continuó tranquila y debió terminar tranquila de no ser por ese grito entrometido.







-¡NALGAME DIOS!, ¡Con esas tortas y un chesco me atravieso todo el desierto!
¡Un individuo de baja estatura me había insultado a mí y a mi dama! Mi ira se desenfrenaba cual toro enfrentando al torero, burlón y ridículo (obviamente no fue tardía mi respuesta).
-¿¡Qué dijiste hijo de tu puta madre!? , ¡Es mi novia pendejo!
- Lo que oíste pinche fresita, ¡muy “nice” me saliste!
- A ver, párate pinche farol… ¡perdón, ya estas parado!
- Amor… ya déjalo.- Me pidió Mariana.
La discusión se enardecía, (no soy la clase de persona que suele ofender mucho, pero ¡parecía ir ganando!) pero lo que sucedió a nuestra charla me desanimo un poco…
- ¿A ver pinche pepon que traes con mi carnal?
Varios individuos de la otra mesa se habían parado, al parecer tenían algún parentesco con el individuo con el que me encontraba…ahm… charlando.
Me sentí en graves aprietos cuando Dios escuchó mis oraciones mentales y me envió un ángel (un ángel con mandil y papada).
- A ver pinches albañiles, ¿qué les dije con eso de estar viniendo a ajerar a los clientes?
- ¿Qué te importa pinche obeso?
Mientras ellos discutían aproveché la situación para conducir a Mariana a mi vehiculo. Cuando por fin estábamos ambos adentro mi seguridad fue interrumpida por un grito de batalla como ningún otro.
-¡Este cabrón ya se está yendo!
Estaba arrancando y tomando camino cuando de repente un estruendo se escuchó en la parte posterior. Seguí un poco y confirmé mis sospechas. Alguna persona había tomado la poco delicada decisión de estrellar mi vidrio trasero de un botellazo. Sin más ni más llegué a casa de Mariana y bajé del carro.
- Hay amor, me espanté bien machín. –Me dijo ella.
Traté de buscar el consuelo adecuado para la situación, así que la abracé.
- No te apures flaca, no volvemos a ir a esa pinche taquería.
- ¿Y el coche?
- Lo llevo a la agencia y ya amor, no es para tanto.
- Ah, bueno.
Ella me dio una mirada tierna y abrasadora y preparaba sus labios para unirnos en un solo ser en el universo cuando… de repente… se abrió su puerta (y de repente el único momento agradable de la cita se derrumbo).
-A ver muchachos, chiflando y aplaudiendo- dijo su madre que salía a recibir a su hija.
- Buenas noches señora, ¿cómo ha estado?
- Bien Raúl, ¿y tú?
- También bien.
Ya había conocido antes a su madre, una señora agradable y simpática, que (para mi buena fortuna) era buena amiga de mi madre. Antes de conocer a Mariana su madre insistía en que nos conociéramos, es por eso que le hable en aquella fiesta. No sabía mucho de su padre, pero según Mariana era un excelente tipo que la quería mucho… es por eso que esperaba no encontrarlo en un buen tiem…






- Buenas noches, tú debes ser Raúl- El tipo alto de lentes en la puerta debía ser su padre (alto…robusto de brazos y piernas… el que parecía ir diario al gimnasio…)
- Buenas, sí señor soy yo.
- Que bien, ¿no gustas pasar?
- La verdad señor es que…
- ¡No!... insisto… - De repente la mirada de su padre me pareció más penetrante que otras que había visto. Comenzaba a extrañar al tipo bajito y a su hermano en la taquería.
Sentado en la sala con su padre, su madre y ella me sentía un poco protegido, hablamos de mis estudios, mi trabajo y por supuesto de fútbol. Pero no fue hasta que su madre subió a acostarse y que Mariana salio por no se que cosa al súper cuando…
-Bien pinche señorito, ¿qué chingados quieres con mi hija?
-No sé a qué se refiere señor la verdad es que…
-La verdad es que te la quieres coger, o que ¿nada más un fajesito?
No lo soporte, saqué valor del fondo de mi conciencia y me paré.
-Mirrew- trague la flema en mi garganta- Mire, yo respeto a su hija… y ¡la quiero…! es por eso que necesito que…
Su mirada seguía fija mientras mi tono de voz descendía y después… sonrió.
- Así me gustan, con huevitos y chorizo. Mas te vale que no le hagas nada a Mariana y seguimos siendo compas… o si no te presento yo a mis compas y veremos si sigues así de cabrón. Ándale váyase a su casa y después te invito a ver jugar a las Chivas.
Por fin iba saliendo cuando vi a mi hermoso ángel.
-¿Ya te vas amor?, te ves medio pálido.
-Sí amor ya me voy, no te apures estoy bien mi flaquita.
Me besó, me besó como si no hubiese a haber un mañana, y con semejante sensualidad que parecía un pecado (aparte que su padre estaba en la otra habitación).

Las siguientes semanas pasaron como en la gloria, viéndola casi a diario, o si no llamándonos. Estar con semejante persona me hacía pensar que no iba a terminar nunca. Y yo (después de mucho tiempo sin novia) me sentía satisfecho. Pero salir con Mariana Ramos de la Cruz no era algo que pudiese ser tan sencillo. Esas semanas fueron la calma previa al ciclón. Un mensaje llegó a mi celular, un mensaje sencillo y al grano.
“Te espero en la plaza •$•”% (censura puesta para evitar demandas), a las 5 de la tarde, no faltes o te busco”.
Llegué puntual, Miguel me acompañaba cual fiel escudero, era obvio de quien era el mensaje. El caballero oscuro que quería derrocar al príncipe extranjero. El tirano dictador que luchaba contra el bohemio, la papa frita que estaba contraria a la…
-Tú eres el pinche Raúl, ¿verdad?
-Si, tú eres el puto que quiere partirme la madre por andar con la Mariana.
-Yo soy tu padre, y me llamo José, y vengo por lo que es mío.
Acto seguido a sus palabras tiró un golpe a mi mandíbula, y obviamente me lancé sobre él.
-Ahora si te cajeaste pinche maleta- dije al patearlo.
-Cállate cabron, esa nalgona es para mi- respondió mientras me golpeaba a puño limpio.







-No cabrón tú no ayudas a nadie- le dijo Miguel a otro tipo del que siquiera me había dado cuenta de su existencia.
Todos peleábamos, algunas caminantes nos miraban, unos alentaban otros amenazaban con llamar a la policía. Yo, golpe tras golpe le recordaba a José (que obviamente se habrán dado cuenta era el ex novio de Mariana), sus seres queridos. Miguel era como un campeón, (¡algunas chicas se fijaron en él mientras peleaba!) y yo por fin triunfaba sobre el enemigo. Golpeé su estomago y cayo al piso. Enardecido por mi victoria apunte su rostro y le grite.
-¡Yo tengo el culo de la Mariana!
-Raúl… -temía voltear, pero lo hice- ¿Qué dijiste?
-Mariana, yo… este…
Se acercó a mí lucía triste, mal… decepcionada y antes de que pudiera decir más me abofeteó, y aunque sólo era una mujer, dolió… dolió mas que cualquier golpe que me hubiera podido dar cualquiera.
-Yo no soy pinche objeto… yo soy una persona, no una parte del cuerpo o… ósea… -sus ojos se llenaron de lagrimas- no soy una pinche cualquiera…
Y salió corriendo, llenando sus pequeños ojos de lagrimas, dejándome sordo… tan sordo que no escuché la sirena de la patrulla y me dejó ciego, tan ciego que no vi a José a mi lado.
Así un rato después yo, Miguel, José y el amigo de José estábamos compartiendo un poco privado cuarto en la cárcel. Todos enojados, pero callados, y se rompió el silencio.
-Todo por esa pinche vieja… ¡ni fajármela pude!- dijo José.
-Cállate pinche caliente, bien ardido andabas- defendió Miguel.
- Ya no te vuelvo hacer paritos eh Pepe- Dijo el amigo de José.
-Cállate que después quién te presta feria…- Dijo José.
Y entre discusiones de rencores amorosos por fin hable.
-¿Saben qué fue lo primero que vi cuando conocí a Mariana?
-El culo –respondieron los tres al unísono.
-No, sus ojos… los demás fueron los que me dijeron que ella está nalgona… si no ni en cuenta…- José primero río y después pensó.
-Mira carnal, la verdad Mariana siempre me levantaba el ánimo… yo sólo pensaba en ella como un objeto… ya sabes… alguien en quien pensar mientras te la jalas… pero cuando se fue, me di cuenta cómo me hacía falta esa sonrisa o esos pinches chistes que dice que ni hacen reír.- Reí ahogadamente al recordar eso.
-Yo… sí la quiero a mi flaca… no sé por qué dije eso.
- Porque está nalgona-Dijo Miguel.
-Sí, pero no la quiero nada más por eso.
José se sentó a mi lado me tendió la mano y me dijo.
-Wey, yo nunca he amado a nadie como tú quieres a la Mariana, soy bien pinche celoso, pero te la mereces… cuídala o te parto la madre.
Estrechamos manos, desde ahí supe que José no molestaría más… así que salí y me puse a pensar, debía conquistar la montaña más alta, cuando por casualidad llegue a la cima con elevador. Ahora no debía flaquear, sabia que la amaba.
-Migue, tráete tu guitarra, ‘amos con mi Mariana.
Mariana sonreía mientras cantaba desafinadamente, su padre se quedo abrazando bonachonamente a su madre recordaban viejos tiempos, Migue tocaba y yo… yo me enamoraba más… de mi novia la Mariana… mi novia la nalgona.

4 comentarios:

  1. jajaja, siempre se me ha hecho simpática esta historia, le faltan cosas para ser una película, pero como corto quedaría bien.
    Me gustaría saber a qué está contraria la papa frita, ¿a la catsup?
    Ya corregí la de El Escultor, nomás que se quedó en laptop y se descompuso el cargador, en cuanto tenga acceso a ese archivo, te lo paso.

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  2. Wou wou wou!! Me sorprendi mucho cuando lei este cuento! O,o casi me saca el corazon del suspenso.

    Si ya va por las pinturas, podria hacer 'la ultima cena' con los de mi salon XD

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  3. jajajajajaja

    pense que iba a pasar otra cosa pero como siempre, termino como los cuentos de hadas, todos felices y contentos...

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  4. Si, eran tiempos jovenes, igual pienso que a últimamente los viejos modelos son más inovadores que los nuevos. Que bueno que les agrade y gracias por su visita

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